13 Diciembre, 2010
Las Jornadas de Reflexión de Attitudes tuvieron este año un conferenciante de lujo. Su actividad como jurista, economista, periodista y ministro jalonan su extensa e importante biografía.
Sin embargo, ha sido en su labor como divulgador científico y escritor, cuando el nombre de Eduard Punset se ha hecho más relevante y conocido. Sus últimas obras (El viaje a la felicidad, El viaje al amor y El viaje al poder de la mente), una trilogía dedicada a las tres claves que mueven el mundo, han apasionado ya a medio millón de lectores.
En su conferencia durante las Jornadas de Reflexión de Attitudes, Eduard Punset nos habló de la ansiedad cómo una emoción necesaria para la toma de decisiones importantes y de la importancia que tiene su gestión en la sociedad actual.
¿La ansiedad es una emoción necesaria para la vida actual?
Sin ansiedad, es imposible ponerse en estado de alerta para enfrentarse a los retos distintos a los que uno tiene que enfrentarse en la vida. Y en este sentido, la ansiedad es absolutamente necesaria, pero claro, hay que distinguirla del miedo, porque una cosa es la ansiedad, que pone en estado de alerta, y otra es el miedo que paraliza, que corroe, que interrumpe el flujo normal del crecimiento. Y en lo que estamos, es en un arduo aprendizaje de utilizar menos el miedo y mas la ansiedad.
¿Hay una ansiedad positiva y una ansiedad negativa?
Yo creo que la ansiedad negativa no existe. La ansiedad es siempre una fuente de conocimiento y de mayor percepción pero que yo distinguiría del miedo.
¿La ansiedad es una emoción social?
Los neurólogos han descubierto que lo importante no es tanto profundizar en el conocimiento del cerebro y de sus patologías, sino que la fuente de toda innovación es la inteligencia social. Es la chispa que salta cuando un cerebro se pone en contacto con otro cerebro. Y ahora estamos comenzando a percibir que no hay innovación sin esfuerzo colectivo y eso implica ser consciente de que tienes las emociones necesarias para ello, que básicamente son la empatía (saberse poner en lugar del otro) y disfrutar con el altruismo.
¿Dónde está la frontera de la ansiedad?
La frontera está en el miedo. Pero lo que ocurre es que la gestión de la ansiedad es hoy mucho más importante de lo que era antiguamente, en el sentido de que antes el miedo era predominante como modo de sobrevivir y quedaba poco espacio para la ansiedad.
¿Cuál es el método más eficaz para gestionar la ansiedad?
Eso es algo que estamos aprendiendo con la gestión emocional, lo que implica una limitación de los impactos de las emociones básicas, como es el miedo o el desprecio. Y, en cambio, implica una mayor profundización en las técnicas de gestión de las emociones digamos llevaderas, como la ansiedad.
¿Existe un método estándar de gestión de esas emociones, o es independiente y tiene que ver más con cada una de las personas?
Este es un debate que existió durante muchos años. Ha habido científicos que negaban la identidad de las emociones a nivel universal, que confundían a veces la expresión distinta de estas emociones con una catadura distinta del contenido emocional, pero luego se descubrió que no, que eran básicas y universales y lo que es distinto es la forma de lidiar con ellas. Hasta ahora, lo que ha caracterizado a esta gestión es la ignorancia de las emociones, de su desarrollo, de su naturaleza y de su finalidad.
Hoy sabemos que sin aprender a gestionar sus propias emociones, no puedes aprender las nuevas aptitudes o materias que son indispensables para conseguir, por ejemplo, un trabajo.
¿Cómo puede influir la ansiedad en la actividad de conducir?
La ansiedad viene a ser un reto que te ayuda a ponerte en estado de alerta para fijarte en todo lo que te tienes que fijar. Lo que ocurre, es que por determinadas causas, como pueden ser el estrés, la angustia, una amenaza o un desánimo, la ansiedad puede degenerar y en lugar de ser un factor de alerta, degenera en un comportamiento peligroso, erróneo y negativo.
Es decir, que la ansiedad puede tener un efecto positivo al volante…
La ansiedad tiene un efecto positivo al volante. Yo no creo que sea bueno el que conduce de manera despreocupada, aunque es cierto que mucha o una gran parte de la habilidad de conducir se puede dejar al inconsciente, y el inconsciente puede ejecutar procesos cognitivos muy sofisticados, pero puede haber una ansiedad tan leve que apenas sirva para ponerse en estado de alerta.
Luego habría una ansiedad lo suficientemente importante como para estar al tanto de todo lo que está ocurriendo, consciente e inconscientemente, y luego está la ansiedad que está producida por una de las causas que citaba antes y que son extremadamente peligrosas.
Yo creo que el estudio de Attitudes, lo que pone de manifiesto es que son muchos los que conducen en estado de ansiedad. Yo, por ejemplo, no creía que fueran tantos.
¿Y un conductor con ansiedad, aceptará y cumplirá las normas de tráfico por regla general?
Sí, mi frontera está en el miedo y es la frontera que aceptarán la mayoría de los neurólogos. Pero una cosa es la ansiedad que sirve para ponerte en estado de alerta, pero ir más allá puede convertirse en miedo y el miedo tiende a paralizar.
Sin embargo, ha sido en su labor como divulgador científico y escritor, cuando el nombre de Eduard Punset se ha hecho más relevante y conocido. Sus últimas obras (El viaje a la felicidad, El viaje al amor y El viaje al poder de la mente), una trilogía dedicada a las tres claves que mueven el mundo, han apasionado ya a medio millón de lectores.
En su conferencia durante las Jornadas de Reflexión de Attitudes, Eduard Punset nos habló de la ansiedad cómo una emoción necesaria para la toma de decisiones importantes y de la importancia que tiene su gestión en la sociedad actual.
¿La ansiedad es una emoción necesaria para la vida actual?
Sin ansiedad, es imposible ponerse en estado de alerta para enfrentarse a los retos distintos a los que uno tiene que enfrentarse en la vida. Y en este sentido, la ansiedad es absolutamente necesaria, pero claro, hay que distinguirla del miedo, porque una cosa es la ansiedad, que pone en estado de alerta, y otra es el miedo que paraliza, que corroe, que interrumpe el flujo normal del crecimiento. Y en lo que estamos, es en un arduo aprendizaje de utilizar menos el miedo y mas la ansiedad.
¿Hay una ansiedad positiva y una ansiedad negativa?
Yo creo que la ansiedad negativa no existe. La ansiedad es siempre una fuente de conocimiento y de mayor percepción pero que yo distinguiría del miedo.
¿La ansiedad es una emoción social?
Los neurólogos han descubierto que lo importante no es tanto profundizar en el conocimiento del cerebro y de sus patologías, sino que la fuente de toda innovación es la inteligencia social. Es la chispa que salta cuando un cerebro se pone en contacto con otro cerebro. Y ahora estamos comenzando a percibir que no hay innovación sin esfuerzo colectivo y eso implica ser consciente de que tienes las emociones necesarias para ello, que básicamente son la empatía (saberse poner en lugar del otro) y disfrutar con el altruismo.
¿Dónde está la frontera de la ansiedad?
La frontera está en el miedo. Pero lo que ocurre es que la gestión de la ansiedad es hoy mucho más importante de lo que era antiguamente, en el sentido de que antes el miedo era predominante como modo de sobrevivir y quedaba poco espacio para la ansiedad.
¿Cuál es el método más eficaz para gestionar la ansiedad?
Eso es algo que estamos aprendiendo con la gestión emocional, lo que implica una limitación de los impactos de las emociones básicas, como es el miedo o el desprecio. Y, en cambio, implica una mayor profundización en las técnicas de gestión de las emociones digamos llevaderas, como la ansiedad.
¿Existe un método estándar de gestión de esas emociones, o es independiente y tiene que ver más con cada una de las personas?
Este es un debate que existió durante muchos años. Ha habido científicos que negaban la identidad de las emociones a nivel universal, que confundían a veces la expresión distinta de estas emociones con una catadura distinta del contenido emocional, pero luego se descubrió que no, que eran básicas y universales y lo que es distinto es la forma de lidiar con ellas. Hasta ahora, lo que ha caracterizado a esta gestión es la ignorancia de las emociones, de su desarrollo, de su naturaleza y de su finalidad.
Hoy sabemos que sin aprender a gestionar sus propias emociones, no puedes aprender las nuevas aptitudes o materias que son indispensables para conseguir, por ejemplo, un trabajo.
¿Cómo puede influir la ansiedad en la actividad de conducir?
La ansiedad viene a ser un reto que te ayuda a ponerte en estado de alerta para fijarte en todo lo que te tienes que fijar. Lo que ocurre, es que por determinadas causas, como pueden ser el estrés, la angustia, una amenaza o un desánimo, la ansiedad puede degenerar y en lugar de ser un factor de alerta, degenera en un comportamiento peligroso, erróneo y negativo.
Es decir, que la ansiedad puede tener un efecto positivo al volante…
La ansiedad tiene un efecto positivo al volante. Yo no creo que sea bueno el que conduce de manera despreocupada, aunque es cierto que mucha o una gran parte de la habilidad de conducir se puede dejar al inconsciente, y el inconsciente puede ejecutar procesos cognitivos muy sofisticados, pero puede haber una ansiedad tan leve que apenas sirva para ponerse en estado de alerta.
Luego habría una ansiedad lo suficientemente importante como para estar al tanto de todo lo que está ocurriendo, consciente e inconscientemente, y luego está la ansiedad que está producida por una de las causas que citaba antes y que son extremadamente peligrosas.
Yo creo que el estudio de Attitudes, lo que pone de manifiesto es que son muchos los que conducen en estado de ansiedad. Yo, por ejemplo, no creía que fueran tantos.
¿Y un conductor con ansiedad, aceptará y cumplirá las normas de tráfico por regla general?
Sí, mi frontera está en el miedo y es la frontera que aceptarán la mayoría de los neurólogos. Pero una cosa es la ansiedad que sirve para ponerte en estado de alerta, pero ir más allá puede convertirse en miedo y el miedo tiende a paralizar.
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